La conocida expresión de pedir ‘’algo para llevar’’, por muy raro que pueda parecer en un principio, no se trata de algo que haya empezado a utilizarse únicamente a partir del siglo XXI. El término original inglés conocido como ‘’take-out’’ o ‘’take-away’’ hace referencia al hecho de consumir un producto de carácter alimentario fuera del lugar en el que se cocina, ya sea en la calle, en un parque, o como suele ser más común, dentro de tu propio domicilio. 

El hecho de que hayamos llegado a la popularidad de este tipo de servicios de debe a la gran velocidad en la que transcurren nuestras vidas, llenas de estrés y preocupación, dejándonos en muchas ocasiones poco tiempo para cocinar o tan siquiera ir a un restaurante a que te cocinen, optando por la vía más rápida, que es pedirlo y comertelo tranquilo en el lugar que más te guste, dando un poco de aire a ese momento tan delicado que es el de la comida.

Esto, como bien hemos mencionado en un inicio, no es algo único de nuestra sociedad de hoy en día. Tanto en la Roma como en la Grecia Antigua, existían diferentes puntos de venta de alimentos con el objetivo de ser consumidos en el exterior, teniendo como ejemplo los mostradores de servicios de alimentos en Pompeya, para disfrutar de su consumo en una estancia diferente de la que se había originado el producto originalmente.

Avanzando en el tiempo, existían muchos vendedores ambulantes que ofertaban comidas para llevar, aunque acabaron adquiriendo muy mala fama por la mala calidad que solían tener estos alimentos. Más adelante, en la Nueva York del siglo XVIII se prohibio el servicio de estos vendedores ambulantes, pasando a unos puestos de venta de frutas y pasteles por las calles de la ciudad.

El negocio de la venta para llevar se encontraba avanzando paso a paso con el transcurso de los años, pero no fue hasta la llegada de la Revolución Industrial, en la que las patatas fritas se convirtieron en uno de los principales productos de la Gran Bretaña de la época, coincidiendo con el nacimiento de la hamburguesa.Poco tiempo despues de aquello, empezarían a nacer los primeros locales de comida para llevar, provenientes de Berlín y Nueva York, teniendo esta última un impacto desmesurado y creando una de las mayores cadenas de restaurantes de este estilo, la cual sigue estando vigente hasta nuestros días.

El resto es historia, la comida rápida se ha convertido en algo necesario en nuestras vidas, y que nos ayuda en muchos momentos a dedicarle tiempo a cosas que lo requieren más. Solo queda saber como seguirá avanzando este medio en el futuro…